Hace unos días, en una escapada al entorno de Belchite (Zaragoza), tuve la suerte de ver por primera vez un grupo de gangas. Fue una salida en colaboración con Concolormedia, con el objetivo de filmar esta especie tan característica de los secanos ibéricos.
Detectamos a las gangas ibéricas por su característico reclamo, un sonido gutural y repetitivo que recuerda a un ga-ga-ga profundo y rodado. Este canto, audible desde lejos, nos permitió localizarlas antes de que fueran visibles en el paisaje estepario, donde su plumaje mimético las hace prácticamente indistinguibles del terreno.
Estaban en tierra abierta, perfectamente mimetizadas con los tonos ocres del suelo. Al principio apenas se distinguían entre los terrones secos, pero una vez localizadas, fue un espectáculo ver cómo se movían, se alimentaban y, más tarde, se acercaban al agua.
Era temprano y hacía ya calor. Las gangas, unas diez o doce, se desplazaban tranquilas en grupos pequeños, con esa forma tan característica de andar con pasos rápidos y cortos. Me sorprendió su belleza: el macho con su pecho rojizo y bandas oscuras bien marcadas, la hembra más discreta pero igual de elegante. En el bebedero, vi cómo algunos individuos bebían con decisión, levantando luego la cabeza para tragar, mientras otros se quedaban vigilando.
El primer encuentro con la ganga ibérica en campo abierto resultó especialmente revelador por su mimetismo, comportamiento gregario y su característico desplazamiento hasta los puntos de agua. La ganga ibérica no es un ave fácil de ver para quienes no frecuentamos habitualmente las estepas y secanos del interior peninsular. De hábitos discretos y vuelo potente, sus costumbres recuerdan a las de las palomas, aunque evolutivamente están más cerca de los limícolas. Lo más curioso es su adaptación al medio árido: necesitan beber agua diariamente y, para ello, pueden recorrer largas distancias hasta puntos de agua. Los machos incluso empapan las plumas del vientre para llevar agua a los pollos en época de cría.
Varias gangas se desplazan por el suelo con movimientos cautelosos, en busca de alimento. |
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