El día 13 de julio, en mi recorrido de observación de aves por el río Besós hasta la desembocadura, vi
un nuevo cadáver de Gaviota Reidora. Ya
son varios los ejemplares de gaviotas muertas que he detectado desde que llegó
el verano, anteriormente vi otro
ejemplar agonizar: intentando
aletear, paralizada, para verla horas
más tarde muerta, sin haberse movido unos centímetros del lugar donde se encontraba, ¿extraño, no?.
Alarmado por estas muertes, las
pongo en conocimiento del ornitólogo Xavi Larruy, gran conocedor y estudioso de las aves de
esta zona, quién me comenta que últimamente se ha detectado también 15 patos
–Ánade real- muertos, y que
“probablemente” pueda ser un brote de
Botulismo .
Me saltan todas las alarmas, yo
pensaba que el botulismo era una intoxicación relacionada con las conservas
caseras, no había oído nunca nombrar “El botulismo en aves”.
¿Que es esto tan mortífero que afecta a las aves
salvajes que residen, anidan o se posan en las aguas de nuestro querido río
Besós?
Leo, en una búsqueda por internet, que es debido a la combinación de altas
temperaturas y escasez de oxígeno, -lamentablemente estas circunstancias se
están dando- en fangos y lodos con materia en descomposición. Es una intoxicación, -no una enfermedad-, que
se detecta ocasionalmente en todo el Mundo
que provoca la muerte inmediata,
sobre todo de patos y gaviotas. Lo que no es normal es que se genere cada año,
en el mismo lugar, como parece ser que está produciéndose en el río Besós,
por ello se tendría que estudiar lo que
está ocurriendo para evitar que el botulismo aviar sea endémico aquí.
Y es que el Besós es un río “enfermo crónico”,
pero tiene vida, más de un centenar de
especies de aves, lo confirman, y no es
normal que sus muertes se produzcan por causa de contaminación bacteriana.
De momento lo que urge es la
retirada de los restos de patos y
gaviotas muertas, deseando que no se
vean afectadas otras especies más apreciadas –limícolas- , y sobre todo, es preciso evitar
que los perros, que se introducen en el cauce del río, coman cadáveres ya que unos pocos gramos pueden ser
suficientes para matarlos.
Y para que no vuelva ocurrir , se
debería llevar a cabo un estudio, ordenado
por quién corresponda, recogiendo las
aves muertas, para saber cómo se origina
cada año, e intentar encontrar una solución para que no vuelva a suceder, ni aquí, ni el Delta del Ebro, ni en el Llobregat,
ni en ningún otro lugar.
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