En pleno verano, con el termómetro disparado, las aves del bosque recurren a estrategias ingeniosas para combatir el calor. Buscan refugio en la espesura del bosque, donde la sombra y la humedad son mayores, creando un microclima más tolerable. Bajan su actividad durante las horas más calurosas, dedicándose a la búsqueda de alimento en las primeras horas de la mañana y al atardecer, cuando las temperaturas son más bajas.
En esta época, el canto de los carbonero común disminuye, reservando energía, pero siguen comunicándose y marcando territorio. |
Además, aprovechan charcas, fuentes y cualquier acumulación de agua para hidratarse y refrescarse. Se bañan frecuentemente, no solo para saciar la sed sino también para regular su temperatura corporal y mantener sus plumas en óptimas condiciones, esenciales para el vuelo y el aislamiento térmico.
Un petirrojo se acerca cautelosamente a una fuente para hidratarse durante el verano |
Durante el calor extremo, algunas especies pueden entrar en un estado de letargo temporal, reduciendo su metabolismo para conservar energía. Las estructuras del bosque, como el follaje denso y los troncos de árboles, ofrecen no solo sombra sino también protección contra los depredadores, permitiéndoles descansar y recuperarse del estrés térmico. Así, a pesar del calor sofocante, las aves logran sobrevivir y adaptarse a las altas temperaturas veraniegas.
- PacoTorres © imágenes 10.VII. 2024 en la Serra de Collserola, Barcelona.
- Fotos con Canon R7 + Obj.100-400 RF
No hay comentarios:
Publicar un comentario