En tierra firme, el Frailecillo Atlántico (Fratercula arctica) deja ver un repertorio de comportamientos y rasgos que pasan desapercibidos en mar abierto. Estas imágenes, tomadas en pleno verano, ofrecen una ventana a la vida de la especie en sus zonas de cría: plataformas herbosas y laderas cerca del mar.
A corta distancia, el plumaje del frailecillo muestra un orden impecable. Las plumas dorsales, negras con un brillo apenas perceptible, se disponen como una armadura hidrodinámica, mientras que el blanco ventral forma un bloque visual continuo desde la garganta hasta el abdomen. Este contraste no es solo estético: es una herramienta de camuflaje frente a depredadores aéreos y marinos, un equilibrio perfecto entre vida submarina y exposición en tierra.
El pico estacional: un indicador visual preciso
En plena época reproductora, el pico adquiere su forma y color máximos: placas de queratina anaranjadas y amarillas que, junto con la línea azulada en la base, funcionan como señal sexual y de reconocimiento dentro de la colonia. Tras la cría, parte de esta estructura se desprende, revelando un pico más reducido y opaco, lo que lo convierte en un claro marcador del calendario biológico del ave.
Las imágenes muestran posturas que van desde la alerta vigilante, con el cuello estirado y el pico ligeramente elevado, hasta el reposo activo, con alas semiabiertas para ventilar y patas bien firmes sobre la vegetación. En estas pausas, el acicalado es constante: el pico recorre las plumas aplicando aceites impermeabilizantes y alineando barbas y bárbulas para mantener el aislamiento perfecto.
Todas las imágenes PacoTorres © Julio-2025 en Islandia.
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