Estas aratingas, originarias del centro y norte de Sudamérica, se han adaptado a la vida urbana en Barcelona igual que otras psitácidas exóticas. Aunque son mucho menos numerosas que la cotorra argentina, mantienen pequeños grupos estables. Las vi alternando vuelos cortos y pausas para alimentarse, siempre en grupo y muy atentas entre sí. La interacción constante —ese intercambio de miradas, pequeños chillidos y gestos de coordinación— da idea de lo sociales que son.
El árbol de la Melia les ofrecía una buena despensa. Se trata de una especie ornamental muy usada en la ciudad, cuyos frutos amarillentos cuelgan todo el invierno. No todas las aves locales los aprovechan, pero las aratingas parecen haber aprendido bien a manipularlos con el pico, sujetando la bolita con una pata mientras desgarran la pulpa. Una muestra más de su capacidad de adaptación y de cómo incorporan nuevos recursos a su dieta en entornos urbanos.
Este grupo en Les Glòries quizá forme parte de la misma población que ya he observado en otras zonas de Barcelona. Es difícil saberlo, pero todo apunta a que llevan años reproduciéndose en la ciudad. Verlas tan activas y en buen estado es una buena señal de continuidad, y también una oportunidad para seguir documentando la vida de estas aves alóctonas que se han quedado a vivir entre nosotros.
| Aratinga de cap blau. Arantinga cabeciazul. Thectocercus acuticaudatus. Blue-crowned Parakeet. |
El pico de estas aves, fuerte y curvado, les permite romper cáscaras duras y acceder a semillas y pulpas que otras especies no pueden aprovechar. |
| El plumaje es una paleta de colores : azul turquesa en la cabeza, verdoso dorado en el dorso y tonos rojizos en la cola. |
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