A principios de enero, observamos cormoranes moñudos (Gulosus aristotelis) en plena temporada de cortejo. En aquella ocasión, nos detuvimos a contemplar sus interacciones y el brillo de su plumaje nupcial. Ahora, en una nueva visita, hemos encontrado un nido en un saliente rocoso, una escena que ilustra a la perfección la vinculación de esta especie con los acantilados marinos.
Los cormoranes moñudos eligen grietas y repisas protegidas en los acantilados para construir sus nidos, utilizando algas, ramas y otros materiales disponibles en la costa. La incubación de los huevos dura aproximadamente un mes, con ambos progenitores compartiendo las tareas de incubación y posterior alimentación de los pollos. A diferencia de otras especies de cormoranes, el moñudo mantiene una relación muy estrecha con su territorio de cría, regresando a los mismos enclaves año tras año.
El comportamiento de la pareja es un testimonio de la coordinación y el esfuerzo conjunto. Durante la observación, notamos cómo un ejemplar permanecía en el nido mientras el otro descansaba cerca, vigilando el entorno. Este tipo de dinamismo es común en las aves marinas que nidifican en lugares expuestos, donde la protección del nido es vital para el éxito reproductivo.
Aunque la presencia de un nido es un hallazgo emocionante, es fundamental extremar las precauciones al documentar estos enclaves para evitar molestias o la atracción de depredadores. La conservación de la tranquilidad de las colonias reproductoras es clave para la supervivencia de la especie en entornos cada vez más humanizados.
En su plumaje invernal, este individuo presenta un tono oscuro uniforme con reflejos verdosos. |
Un adulto con su cresta bien marcada y otro ejemplar con un plumaje menos contrastado descansan juntos, mostrando la fidelidad a su territorio costero. |
Con su mirada fija en el horizonte, el ave se encuentra en una posición estratégica para vigilar el entorno y secar su plumaje tras una inmersión |
El brillo metálico de su plumaje resalta bajo la luz del sol. |
La playa y los acantilados ofrecen un paisaje idílico donde los cormoranes encuentran refugio y alimento. |
Todas las imágenes de PacoTorres © del día 6.II.2025 en la Costa Brava (Baix Empordà).
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