Hoy he tenido la oportunidad de presenciar una escena sorprendente en los jardines de Mossèn Cinto Verdaguer, en Barcelona. Una garcilla bueyera adulta (Bubulcus ibis), con su elegante porte, capturó una rana común (Pelophylax perezi) mientras forrajeaba en el borde de una balsa rodeada de nenúfares y vegetación. Este ardeido, conocido por su oportunismo, demostró una vez más su capacidad para adaptarse a entornos urbanos, convirtiendo un tranquilo paseo por el parque en un momento de pura conexión con la naturaleza.
La secuencia de imágenes que logré capturar refleja el instante preciso en que la garcilla atrapa a su presa con su pico. Me pareció observar cómo, tras capturarla, la sumergía en el agua, quizás para limpiarla o reacomodarla antes de engullirla. La rana, de un tamaño considerable en comparación con el pico de la garcilla, supuso un desafío que la garcilla resolvió con destreza tras varios intentos, logrando finalmente tragarla entera. Este comportamiento, breve pero intenso, pone de manifiesto la eficacia de esta especie a la hora de alimentarse, incluso en un entorno tan humanizado como un jardín público.
Además, he subido un video a YouTube donde se puede apreciar esta escena en movimiento, mostrando el proceso completo de la captura y el consumo de la rana. La garcilla bueyera sigue sorprendiéndome con su versatilidad y su capacidad para encontrar alimento en los lugares más inesperados. Si te interesa ver más detalles de este encuentro, puedes visitar el enlace al video aquí y disfrutar de este pequeño espectáculo natural que nos recuerda la belleza de la fauna urbana.
Garcilla bueyera (Bubulcus ibis) capturando una rana común (Pelophylax perezi).
La garcilla bueyera atrapa con el pico a su presa que engullirá en breves instantes.
Buscando ranas entre la vegetación acuática
Jardines de Mossèn Cinto Verdaguer, con nenúfares y vegetación acuática que sirven de refugio a las ranas.
Esto nos recuerda que no hace falta viajar a lugares recónditos para maravillarnos con la naturaleza; está a nuestro alrededor, incluso en un parque urbano, esperando a que la observemos y la fotografiemos.
Los parques de Barcelona, como el Parc del Guinardó o la Ciutadella, son un tesoro para disfrutar de la fauna urbana: garcillas bueyeras, cotorras y hasta pequeños anfibios conviven en estos oasis verdes. Sin embargo, es desalentador ver cómo el incivismo, como dejar basura o molestar a los animales, pone en riesgo estos espacios
El Ajuntament de Barcelona invierte millones de euros cada año en mantener los parques y jardines de la ciudad, como el Parc del Guinardó o los Jardins de Mossèn Cinto Verdaguer, que son hogar de una fauna urbana fascinante, desde garcillas bueyeras hasta ardillas. Estos espacios verdes son esenciales para disfrutar de la naturaleza sin salir de la ciudad. Sin embargo, el incivismo de unos pocos —como arrojar basura, dañar el mobiliario o molestar a los animales— malbarata este esfuerzo colectivo. Iniciativas como el Pla Endreça y las nuevas papeleras autocompactadoras demuestran el compromiso municipal, pero es responsabilidad de todos cuidar estos oasis urbanos para que sigan siendo un refugio para la biodiversidad y el disfrute ciudadano.
Muy guapo👍👏
ResponderEliminarChema
Esto nos recuerda que no hace falta viajar a lugares recónditos para maravillarnos con la naturaleza; está a nuestro alrededor, incluso en un parque urbano, esperando a que la observemos y la fotografiemos.
ResponderEliminarLos parques de Barcelona, como el Parc del Guinardó o la Ciutadella, son un tesoro para disfrutar de la fauna urbana: garcillas bueyeras, cotorras y hasta pequeños anfibios conviven en estos oasis verdes. Sin embargo, es desalentador ver cómo el incivismo, como dejar basura o molestar a los animales, pone en riesgo estos espacios
ResponderEliminarEl Ajuntament de Barcelona invierte millones de euros cada año en mantener los parques y jardines de la ciudad, como el Parc del Guinardó o los Jardins de Mossèn Cinto Verdaguer, que son hogar de una fauna urbana fascinante, desde garcillas bueyeras hasta ardillas. Estos espacios verdes son esenciales para disfrutar de la naturaleza sin salir de la ciudad. Sin embargo, el incivismo de unos pocos —como arrojar basura, dañar el mobiliario o molestar a los animales— malbarata este esfuerzo colectivo. Iniciativas como el Pla Endreça y las nuevas papeleras autocompactadoras demuestran el compromiso municipal, pero es responsabilidad de todos cuidar estos oasis urbanos para que sigan siendo un refugio para la biodiversidad y el disfrute ciudadano.
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