El zorzal charlo (Turdus viscivorus) es el mayor de los túrdidos europeos, reconocible por su silueta erguida, el dorso pardo grisáceo y el pecho claro moteado de manchas oscuras. Su vuelo, ágil y potente gracias a unas alas anchas y a una cola larga, le permite desplazarse con eficacia por los ambientes abiertos de montaña. Su dieta es amplia, aunque en invierno se alimenta de forma destacada de frutos de muérdago, lo que explica su nombre científico.
En la Ruta de la Marmota (Berguedà) tuve la oportunidad de observar un pequeño grupo de tres o cuatro individuos, que se movían entre rocas y claros de pradera alpina. Aunque su plumaje les permite pasar desapercibidos, su comportamiento confiado en espacios abiertos facilita la observación. Se trata de una especie residente en gran parte de la península ibérica, pero también recibe contingentes migratorios procedentes de latitudes más septentrionales, lo que incrementa su presencia en determinadas épocas.
El canto del zorzal charlo, potente y repetitivo, se hace oír desde posaderos elevados, especialmente al amanecer y al atardecer. Su voz resuena en las laderas y valles de alta montaña, diferenciándose del zorzal común por un tono más grave y sostenido. Escuchar esta melodía y contemplar al grupo desplazándose por el paisaje alpino convierte el avistamiento en una experiencia especialmente enriquecedora para cualquier observador de aves.
El momento del despegue, con las alas bien extendidas. Aquí se aprecia la envergadura de este túrdido y su potente aleteo al iniciar el vuelo. |
Silueta aerodinámica captada en pleno vuelo mientras se desplaza a gran velocidad.
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- Todas las imágenes del día 18.IX.2025 .
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