En el Delta del Llobregat, el andarríos bastardo (Tringa glareola, o valona en catalán), me brindó una oportunidad perfecta para capturar su elegancia discreta con mi cámara.
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| Un retrato de Tringa glareola. Andarríos Bastardo. Valona. Wood Sandpiper. |
El andarríos bastardo es una limícola de tamaño medio, de unos 19-21 cm, con una silueta esbelta que lo hace inconfundible en los humedales. Su plumaje dorsal, marrón con motas blancas, le proporciona un camuflaje ideal entre el barro y la vegetación. En primavera, como se ve en las imágenes, los adultos lucen un patrón más contrastado, con manchas más definidas y patas verdosas que los diferencian de otras limícolas. Su pico es perfecto para sondear el lodo en busca de pequeños invertebrados e insectos, su principal alimento.
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| Observando el entorno |
En la laguna de El Remolar, los andarríos bastardos se mueven con agilidad en aguas poco profundas, explorando los bordes de las lagunas con pasos rápidos y un leve balanceo de la cola. Son aves migratorias que crían en turberas y marismas del norte de Europa y pasan el invierno en África. En el Delta del Llobregat, los vemos principalmente durante los pasos migratorios de primavera y otoño, cuando aprovechan estos humedales para descansar y reponer fuerzas.
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| Destaca su plumaje moteado alrededor del cuello |
El nombre "andarríos bastardo" puede parecer curioso —incluso provocar una sonrisa—, pero tiene un trasfondo histórico en la nomenclatura ornitológica. Antiguamente, en español, el término "bastardo" se aplicaba a especies que resultaban difíciles de clasificar, ya fuera por su aspecto intermedio o por compartir rasgos con otras similares. Este andarríos, perteneciente al género Tringa, reúne características que lo sitúan a medio camino entre sus parientes más cercanos el Andarríos chico (Actitis Hypoleucos) y A. grande (T. ochropus), lo que posiblemente motivó su denominación. En contraste, otros idiomas optan por nombres más evocadores de su hábitat: en inglés, wood sandpiper alude a su predilección por zonas húmedas con vegetación; en francés, chevalier sylvain sugiere un entorno arbolado; y en catalán, valona, hace referencia a un elemento del vestuario —un cuello decorativo antiguo—. Más allá de etiquetas, esta ave destaca por su capacidad de adaptación y la sutil elegancia con la que se mueve entre charcas y humedales.
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