Charrancito, fumarel y pagaza: tres estérnidos, tres estilos

Dentro del mundo de las aves acuáticas, los estérnidos —una familia cercana a las gaviotas— destacan por su elegancia, sus vuelos precisos y sus costumbres viajeras. Entre ellos, el charrancito común, el fumarel cariblanco y la pagaza piconegra son tres representantes que, aunque a veces coinciden en los mismos humedales, tienen personalidades bien distintas. Basta un poco de atención para descubrir sus diferencias y disfrutar de sus particularidades.

Charrancitos                               Fumareles                                   Pagazas

Ver juntas a estas tres especies en los humedales del Delta del Llobregat es un espectáculo que solo se repetirá cada primavera si estos espacios se preservan frente a amenazas como la ampliación del aeropuerto. 

Tabla comparativa de tres especies de estérnidos observados en el Delta del Llobregat: charrancito común (Sternula albifrons), fumarel cariblanco (Chlidonias hybrida) y pagaza piconegra (Gelochelidon nilotica).

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El Charrancito común (Sternula albifrons). Pequeño, rápido y grácil. Es el más pequeño del grupo y se mueve con una agilidad sorprendente. Su plumaje en verano muestra un dorso gris claro y limpio, con vientre y pecho completamente blancos. El casquete negro que cubre su cabeza se interrumpe en la frente por una mancha blanca muy visible. El pico, afilado y recto, es amarillo con la punta negra, y las patas también son de un tono amarillo vivo.

Vuela con aleteos rápidos, haciendo pausas en el aire antes de lanzarse en picados breves para atrapar pequeños peces cerca de la costa. Suele criar en playas, dunas o islas de arena, donde pone los huevos directamente sobre el suelo.

Un visitante estival: llega en primavera desde África y se marcha a finales de verano tras la cría. En nuestras latitudes, solo lo vemos durante unos meses, lo que lo convierte en una de las alegrías fugaces de los mese cálidos.

Charrancito común (Sternula albifrons) 

Fumarel cariblanco (Chlidonias hybrida), tiene un aspecto y comportamiento que lo hacen único entre sus parientes. Su nombre hace referencia a su cara blanca, que contrasta con el casquete negro que cubre la parte superior de su cabeza. El cuerpo es más rechoncho que el del charrancito, con tonos grisáceos en el dorso y el pecho, y unas alas algo más oscuras. El pico, corto y ligeramente curvado, es de color rojo oscuro, igual que las patas, aunque estas se ven poco cuando vuela.

Es un ave que prefiere los humedales interiores: marismas, lagunas con vegetación o arrozales. Su dieta es bastante variada, pero se alimenta sobre todo de insectos que caza al vuelo, con movimientos suaves y menos picados que sus primos marinos.

Cría en colonias, a menudo sobre vegetación flotante o islas fangosas. Llega también en primavera, y aunque inverna en África, algunos ejemplares pueden quedarse más tiempo en el sur peninsular, especialmente si el invierno es suave.

Fumarel cariblanco (Chlidonias hybrida)

Pagaza piconegra (Gelochelidon nilotica). Imponente y elegante, es la más grande de las tres. Su cuerpo es alargado, con alas anchas y un vuelo pausado que recuerda al de una gaviota estilizada. Su plumaje es uniforme: gris claro por arriba, blanco por abajo, y en la cabeza un gorro negro que cubre toda la frente. El pico, completamente negro y más grueso que el de los otros dos, es su rasgo más llamativo. Las patas también son negras y algo más visibles cuando se posa.

A diferencia del charrancito, no se lanza en picado. Prefiere planear bajo sobre el agua y capturar peces en vuelos suaves. Se mueve por grandes lagunas costeras, marismas salinas o estuarios, donde cría en pequeñas colonias.

También pasa el invierno en África o incluso más allá, en Asia, y suele aparecer en nuestras costas al final de la primavera.

Pagaza piconegra (Gelochelidon nilotica)

Cada temporada, regresan a los humedales como si nada hubiera cambiado, aunque todo cambie. Y en su ir y venir, nos ofrecen algo más que espectáculo: una señal de que los ecosistemas aún respiran, de que las rutas migratorias siguen vivas… y de que observarlas no es solo un placer, sino un privilegio.

Imágenes © Paco Torres en el Delta del Llobregat . 29 de abril de 2025